Aprendiendo de Japón. Wabi-sabi y branding: la belleza de lo imperfecto en las marcas
Si me sigues en LinkedIn me habrás leído comentar en más de una ocasión sobre mi reciente viaje a Japón. Lo reconozco, soy una pesada✌🏼. Allí, rodeada de templos, naturaleza, diseño esencial y trenes bala, entendí que existe otra forma de mirar. Más pausada. Más atenta. Más libre de expectativas. Más imperfecta. Y al mismo tiempo, mucho más auténtica.
Desde entonces no dejo de leer autores que me trasladen a esos días aunque sea por arte de magia desde el sofá de mi casa en Madrid. En esta ocasión, devorando La Belleza del Objeto Cotidiano de Soetsu Yanagi me sumergí, de nuevo, en la filosofía japonesa del wabi-sabi, que celebra la belleza en la imperfección y la naturaleza efímera de las cosas.
Este concepto ancestral japonés celebra la belleza de lo imperfecto, lo inacabado y lo efímero, y encuentra valor en la sencillez, el desgaste del tiempo y la naturaleza cambiante de las cosas.
¿Y si las marcas también abrazaran sus imperfecciones como fortaleza?
¿Y si no necesitaran parecer perfectas, sino honestas?
En un mundo de marcas obsesionadas con la perfección, la consistencia milimétrica y el control absoluto del relato, el wabi-sabi nos invita a bajar la guardia y conectar desde otro lugar: la autenticidad imperfecta.
¿Qué tiene que ver esto con el branding?
Mucho más de lo que parece. Una marca es un sistema vivo. Cambia, se adapta, respira. La obsesión por mantenerla perfecta, impecable, muchas veces bloquea su evolución natural. Aquí es donde el wabi-sabi aporta una mirada fresca y profundamente humana.
Reconocer que no todo será perfecto permite a la marca mostrarse más humana y accesible, aceptar la imperfección. Además, valorar la transitoriedad impulsa a la adaptación y evolución constante haciéndonos entender la marca como parte de un contexto en continuo movimiento donde las tendencias y las circunstancias cambian; así, con el combo de la imperfección y el cambio continuo fomentaremos la autenticidad abrazando nuestra verdadera esencia, conectando de manera más profunda con los públicos.
Aceptar la imperfección es abrazar la identidad real
Una identidad de marca no necesita ser impecable para ser poderosa. De hecho, las marcas que muestran su lado humano, vulnerable o incluso contradictorio, conectan mejor con sus audiencias.
El desgaste de los materiales o las formas en el arte japonés no se esconde, se valora. Lo mismo puede ocurrir con la expresión de marca: no todos los elementos tienen que permanecer idénticos con el tiempo. A veces, los cambios sutiles, los errores honestos o las adaptaciones contextuales hacen que una marca respire.
Aesop, la marca australiana de cuidado personal, juega con la "imperfección" en sus tiendas, que no siguen un patrón homogéneo. Cada espacio tiene su propia alma, adaptada al lugar. No hay obsesión por una expresión perfecta, sino por una experiencia auténtica y singular.
Una invitación a crear marcas más humanas
Y, a veces, ahi, en esa coherencia imperfecta reside el poder.
Quizá el branding del futuro no pase tanto por concretar una marca como por escucharla. Observar cómo evoluciona, qué partes pide soltar y cuáles desea fortalecer. Como en el wabi-sabi, se trata de dejar espacio a la verdad, aunque esté llena de grietas. precisamente por eso.
Porque las marcas que dejan huella no son las que se disfrazan de perfección, sino las que se atreven a mostrarse tal como son: únicas, cambiantes y profundamente humanas.
Un ejemplo perfecto es Ben & Jerry’s, una marca que no es perfecta ni pretende serlo. Desde su estilo visual desenfadado hasta su activismo social imperfecto, muestran sus valores sin necesidad de maquillar lo que no funciona. Su identidad verbal y visual transmite cercanía, caos controlado y autenticidad.
¿Y si no se tratara de pulir cada rasgo, sino de mostrar con claridad lo que ya habita en su interior?¿Y somos más proactivos en que las marcas respiren más wabi-sabi?